• RSS

miércoles, 5 de mayo de 2010

· Fe luterana

Pienso que una de las funciones principales del Arte es la CONMOVER; en el sentido de tocarnos fibras de nuestra sensibilidad que permanecen dormidas o latentes, hasta que nos enfrentamos con un suceso u obra que las pone de manifiesto. Esta función del Arte como inductor y catalizador de emociones, capaz de remover lo más profundo de nuestro espíritu para ayudar a que aflore ese sentimiento, me parece que es la prueba del algodón de cualquier creador.

Eso me pasa con Bach en grado superlativo. Toda su obra además de ser equilibrada e impecable formalmente, está impregnada de una emotividad, imbuida claramente por su fe (luterana) que permanece, emocional y artísticamente, inalterable con el paso del tiempo.

¡Con qué dulzura, equilibrio y sosiego pone música Bach a esta parte!:
“Tengo a Jesús, que me ama
y se me entrega como algo mío;
ah, así, no quiero abandonar a Jesús
aunque mi corazón se rompa.”

Las Cantatas sacras, como exponente destacadísimo en la producción religiosa de Bach, conforman un repertorio por sí solo impresionante de la simbiosis entre fe y arte, abarcando toda la gama emotiva de los preceptos de pureza y vuelta al origen de la fe luterana.

0 comentarios:

Publicar un comentario