Eso me pasa con Bach en grado superlativo. Toda su obra además de ser equilibrada e impecable formalmente, está impregnada de una emotividad, imbuida claramente por su fe (luterana) que permanece, emocional y artísticamente, inalterable con el paso del tiempo.
¡Con qué dulzura, equilibrio y sosiego pone música Bach a esta parte!:
“Tengo a Jesús, que me ama
y se me entrega como algo mío;
ah, así, no quiero abandonar a Jesús
aunque mi corazón se rompa.”
Las Cantatas sacras, como exponente destacadísimo en la producción religiosa de Bach, conforman un repertorio por sí solo impresionante de la simbiosis entre fe y arte, abarcando toda la gama emotiva de los preceptos de pureza y vuelta al origen de la fe luterana.
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