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miércoles, 5 de mayo de 2010

· Naturaleza



Cuando se esta en contacto con la naturaleza, y uno tiene verdadera voluntad de integrarse en ella con la humildad del hijo agradecido con la madre, nos damos cuenta de nuestro tamaño y lugar con respecto a ella. La mirada del firmamento, que antes tanto suscitaba la atención de los hombres (y no sólo los de ciencias), al igual que la observación de todos los fenómenos naturales, nos pone realmente en nuestro sitio.
Despojados de todos los artificios y burbujas de la sociedad actual, seguimos siendo unas almas insignificantes, mezquinas y con unas pequeñas trazas de trascendencia que nos hacen aún más interesantes.

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