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jueves, 6 de mayo de 2010

· Algo sobre Mozart

Se han dicho y escrito tantas cosas sobre el personaje, su vida, lo que rodeaba a su obra: El Mozart niño prodigio, el hijo obediente, el escatológico (tanto el termino físico como el espiritual), el músico independiente y no vasallo… pero todo esto es accesorio, circunstancial porque su esencia verdadera, su anhelo de artista, lo más elevado de su genialidad está en su obra: su MÚSICA. Las cimas de su legado musical están forjadas con el equilibrio más noble de su arte, su mundo armónico interior sublime. Mozart hace música para el deleite y disfrute del que la escucha aunque sabe poner el listón en el lugar adecuado, tanto para agradar al experto oyente, como para que al neófito lo subyugue rápidamente. Después vendrá Beethoven.
La obra de Mozart es luminosa en principio, pero sin embrago los tempos que más adoro y me emocionan son los medios y lentos (larghettos, lento con mosso,…).
No podría abarcar ni una pizca de lo que Mozart es capaz de transmitirme; me veo incapaz ante tal genialidad.


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