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miércoles, 5 de mayo de 2010

· Deriva en la educación

Ahora toca meterse con Zapatero porque es él, y los socialistas pos-concilio, los que gobiernan en “las Españas”, pero no nos engañemos este desastre del atontamiento del espíritu y abandono del sistema moral, la anulación sistemática de la imaginación creadora y motora de los ciudadanos, el reinado de lo fisiológico frente a lo espiritual o intelectual si se quiere, adormecer la funesta manía de pesar… todo esto se ha venido precipitando desde mucho antes. Desde que se decidió confiar la educación de los hijos a las tatas, a los jardines de infancia, a la televisión y pensar que en los primeros años de vida se podía prescindir, durante la mayor parte del tiempo de la jornada, de una guía de rectitud y modelo parental para ejemplo, estímulo y cariño de los pequeños, y la avidez de los codiciosos mercaderes, mercado-técnicos y programadores por hacerse con una cuota de mercado fácilmente moldeable y condicionable, para hacer de estos imberbes consumidores el mercado perfecto del futuro que es ya tmb nuestro presente.

Reseño aquí un párrafo de un artículo de Sergi Doria, que creo describe esto inmejorablemente:
“…Era el retrato-robot del hombre-masa que diseccionó Ortega, aquel que no admite limitaciones a sus apetitos más primarios. Cómodamente instalados en los tópicos progresistas y en la placenta de la telebasura, los ciudadanos-consumidores se enajenan de una tradición que identifican con la carcundia. Mientras pacen en la Memoria Histórica Oficial de trazo grueso y guión de telefilme, se “ejercitan espiritualmente” en la ética indolora de la “autoayuda” y el mensaje budista de fin de semana”.

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