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miércoles, 5 de mayo de 2010

· Becerros

La humanidad lleva adorando a becerros de oro desde que existe. Se suceden épocas del florecimiento de la dimensión humana, con épocas de oscuridad. Mejor dicho: vivimos en constante oscuridad con escasos destellos de luz de los que nos hacen partícipes algunas personas excepcionales.
Nos enzarzábamos ayer en cuestiones bizantinas sobre asuntos intrascendentes como el sexo de los ángeles, o la conveniencia de emplear representaciones antropomórficas, como objetos de culto; hoy en saber y polemizar sobre detalles intrascendentes del equipo de “furtbol” de turno. No hemos aprehendido nada.

El amor nos hará libres; y su liberación viene de la mano de la humildad, la entrega, el sufrimiento que esta conlleva y el diluirse y volcarse en el otro.

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